Esta soy yo...

 UNA ALUMNA DIFÍCIL

          Lo que os voy a contar me sucedió el curso pasado. Entré a trabajar en un cole y desde el primer momento me advirtieron de una alumna. Tenía problemas de conducta muy gordos y las clases eran insufribles.

          No era muy alentador el panorama pero, había que entrar en clase. 2o ESO Francés. No me parecía buena idea ponerme a dar una clase sin más en mi primer día con ellos, así que por conocernos un poco les fui preguntando su nombre y algún hobby. Me gusta saber las aficiones que tienen o las extraescolares que hacen porque me puede valer como información para alguna actividad. Yo también les dejo que me pregunten. Y después de esa pequeña presentación les dije que me pusieran al día de a dónde llegaban en el libro, lo último que habían visto... yo ya lo sabía pero por mostrarles una cierta confianza. Por cierto, me indicaron bien.

          Total, que en un momento determinado me doy la vuelta tres segundos a escribir una palabra y cuando me vuelvo veo a, pongamos María (nombre ficticio de aquí en adelante), con un cuadro tremendamente grande de la Virgen que no sé de dónde sacó, y me dice: "Natalia, te presento a mi mama". Tuve que reaccionar en milésimas de segundo. Yo mostré alegría, que encantada de conocerla, tal y cual y le pedí que me acercara el cuadro. Yo lo coloqué junto a la pizarra; como hacía frío porque debíamos tener todo abierto, cogí un fular y se lo coloqué. Les dije a todos que yo era muy fan de las madres y que a mi clase podían venir siempre que quisieran y tendrían un lugar privilegiado.

          Se quedaron locos claro, en especial mi amiga María. Yo supongo que ella pensó en dos posibles reacciones mías; o que me quedara cortada o que me cabreara como una mona. En cualquiera de los dos casos ella aprovecharía para seguir boicoteando, pero... la desarmé.

          Así, entre nosotros, os diré que lo que me pedía el cuerpo era reírme como la que más. 

          Mi María estaba de vuelta de muchas cosas en la vida y me pareció ver en su cara, tras mi reacción, que yo había pasado la prueba. Al acabar la clase le dije que quería hablar con ella y salió conmigo. Le hablé como hacía ella: "Tía, me tienes que ayudar con estos, que yo te veo a ti la más madura y nos vamos a entender". Y así fue.

          Me vais a perdonar por la expresión, pero la cabra tira al monte y por supuesto que de vez en cuando había intento de boicotear la clase pero lo íbamos salvando. Decidí que fuera ella la encargada de ciertas cosas; si necesitábamos una fotocopia por ejemplo, era a ella a quien mandaba a la sala de profesores, si formábamos grupos para alguna actividad, ella era la encargada de pasarme la lista hecha y cosas por el estilo.

          Muchas veces le pedía que se sentara en mi mesa y era la que iba pasando las páginas del libro electrónico o poniendo los ejercicios auditivos...

          A veces estaba muy acelerada y entonces solo quería hablar, hablar, hablar... y teníamos que negociar, llegar a acuerdos. Yo le decía: "Déjame acabar esta explicación y luego me lo cuentas" o "Cuéntamelo pero luego te quedas callada toda la clase", y la tía cumplía.

          Cuando quería hablarme decía "Natalia cariño", pero a mí no me importaba. Tuve una profesora de Lengua en el instituto que nos dijo una vez que tan irrespetuoso podía ser un usted como respetuoso un tú" y esas palabras no se me han olvidado. ¿Qué importancia puede tener que me llamara Natalia cariño si habíamos conseguido tantas cosas?

          Y frente a todo pronóstico, mi María aprobó 😎😎😎 Oh yes!!!