Soy una friki de las estampitas. Me encanta comprar estampitas cuando voy a un sitio nuevo o a una iglesia. Por otra parte, soy una persona que piensa que nada (o casi nada) ocurre por casualidad. Os cuento la historia de dos estampitas que llevo siempre conmigo.
Cuando mis niños tenían casi cinco meses, uno de ellos tuvo un problema de salud y estuvimos más de dos meses en el hospital. Pensaban que el niño tenía un tumor aunque afortunadamente no fue así. Eran dos o tres las amigas que en aquellos momentos iban y venían a mi casa y al hospital para llevarme las cosas que iba necesitando.
Mi mejor amiga, que además de compartir piso trabajábamos juntas, me llevó un día al hospital una estampita. En nuestro centro de trabajo, en el portal hay un cartel que "publicita" o anuncia el departamento de español.
Acabábamos de ingresar prácticamente y al ir o salir del trabajo (ahora no lo recuerdo bien), ella encontró una estampita pegada justamente en ese cartel de español. Esa estampita muestra a Jesús rodeado de niños 😵😵😵.
Otro día ella había salido a pasear con el otro bebé. En Grecia las embarazadas y los niños son tenidos en gran consideración y muchas mujeres se acercan a dar bendiciones; también los curas suelen acercarse a expresar buenos deseos. Pues, en esa vuelta, se les acercó un cura, bendijo al niño y le dio una estampita. Era Agios Efraim, la verdad es que no sé si hay un correspondiente en la iglesia católica. Yo no lo conocía hasta ese momento y busqué. Para mi sorpresa ese santo es el protector de los enfermos de cáncer😇😇.
Por todo esto, y mucho más, os dije al principio que no creo en las casualidades.
La fe mueve montañas y la devociónes fomentan ilusión y esperanza.
ResponderEliminarBonita experiencia!
¡Qué historiaca la de la estampita! Y afortunadamente todo salió bien, casualidad o no.
ResponderEliminar