Aunque no sé si oficialmente podría catalogarse de película de tema educativo, a mí me lo parece.
Moncho, de ocho años, se incorpora a la escuela después de una temporada enfermo. Se une mucho a su maestro, el papel de Fernando Fernán Gómez, pero cuando estalla la guerra deben separarse pues al maestro se lo llevan preso.
No quiero desvelar mucho más de la historia porque me gustaría que si no la conocíais, os animéis a verla.
¿Por qué me parece a mí una película educativa? Porque muestra la importancia de la experiencia personal para adquirir conocimiento, la observación, la libertad de expresión...
Es como si esta película combinara el bien y el mal; la infancia, la amistad, la escuela frente al miedo. Estalla la guerra y todo se derrumba; lo que antes parecía bueno ahora ya no lo es, o quizás al revés. Pero todo cambia y el pequeño Moncho acaba sufriendo.
Debo confesaros que no soy muy cinéfila, pero esta película me cautivó. Cada año se la ponía a mis alumnos y cada año acababa llorando como la primera vez que la vi y cada año, no era yo la única que lloraba.
¿Qué verso aportaré en materia educativa? No soy buena poetisa, pero seguro debe contener amor, respeto y libertad. Amor porque trabajamos con personas y porque determinadas profesiones, sin amor, no tendrían sentido. Respeto porque solo así conseguiremos una sociedad justa y verdaderamente inclusiva. Y libertad porque sin ella sería imposible crecer, avanzar y desarrollarse.
Os dejo un trocito de un poema de Louis Leprince-Ringuet; el poema es conocido como Oración del educador.
(...) Ayúdale sobre todo a comprender
y a amar a quienes le han sido confiados,
a pesar de la diferencia de edad
y de formación,
para que desarrollen sus capacidades
cada uno según su personalidad,
según sus gustos,
a fin de que descubran el amor no el odio,
la fraternidad y no el egoísmo,
el esfuerzo, no la comodidad,
la esperanza, no la tristeza (...)
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