EL LIBRO BLANCO DE LA EDUCACIÓN


        No sé hasta qué punto el Libro Blanco es útil. Me explico. Si bien en una primera lectura, parece una ayuda impresionante para determinar los aspectos técnicos que deben apoyar a nuestro sistema educativo, el cómo llevar a cabo estos preceptos parece farragoso.    
        Si tuviéramos que tomar el Libro Blanco como base, para construir ese tan deseado sistema ideal, necesitaríamos también, toda una gama de Libros Blancos que ayudaran, de facto, a conseguir la aplicación de dichos preceptos.
        Así se hacen necesarios el Libro Blanco de la evaluación del docente, de los docentes en prácticas, de la inspección... y así hasta un total de veinte libros.
        No obstante, y a pesar de mi crítica, entiendo que el Libro Blanco de la Educación podría sentar cátedra y ser utilizado muy positivamente por el sistema para tratar de mejorar y/o incluir nuevos aspectos.
        El punto que más me llama la atención negativamente es el número 7 que hace referencia a los docentes en prácticas. Se me viene a la cabeza un aluvión de dudas:
        ¿Puede una familia de recursos limitados soportar otros tres años de formación?
        ¿Cómo se compensará a los tutores?
        ¿Cómo se compensará a los propios practicantes? Porque todos sabemos lo ridículas que son las remuneraciones de prácticas.
        ¿Por qué si ya se ha pasado por ese proceso, y en la selección para ese proceso se supone que se ha elegido a los mejores, no quedan ya, tras una evaluación de su trabajo, en plantilla?
        
        ¿Qué propuesta os suscita más preguntas?

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