El  83% de los alumnos con discapacidad o trastornos graves están escolarizados en centros educativos ordinarios. La mayoría se corresponden con trastornos graves de conducta o personalidad. Se define como "un patrón de comportamiento, persistente a lo largo del tiempo, que afecta a los derechos de los otros y violenta las normas apropiadas de la edad. Implica la presencia de conductas inadecuadas para la edad, dificultades en el funcionamiento diario del alumno o alumna en el ámbito familiar, escolar y/o social, llegando a ser vistos con frecuencia como ´inmanejables´ por las personas de su entorno".

          Los trastornos mentales no incluyen disfunciones o conflicto sociales por sí mismos. Con frecuencia van asociados con hiperactividad, impulsividad, dificultades cognitivas y de aprendizaje y habilidades sociales pobres.

         El trastorno más frecuente en las aulas es el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA-TDAH): se resume en la falta de atención, hiperactividad e impulsividad. La parte positiva es que estos alumnos suelen presentar:

                    - mucha energía

                    - cociente intelectual normal o elevado

                    - elevada creatividad

                    - alta capacidad para poder realizar más cosas que el resto de sus compañeros

          ¿La clave? Saber estimularle y que se motive. Un alumno con TDA/TDAH que esté diagnosticado y por tanto con el correcto seguimiento puede tener una vida escolar normal y corriente teniendo en cuenta algunos puntos.

          Es importante en primer lugar, ganarte su confianza, tienden a no fiarse de nadie que represente algún tipo de autoridad. Esa confianza solo puede ganarse con tiempo y paciencia, sin forzar porque si nota presión volvemos para atrás. En algún momento serán ellos mismos los que vengan a ti y comiencen a abrirse; ese es el momento en el que puedes aprovechar para que te hable de sus gustos y aficiones. Y esa información que te dé, es el instrumento más valioso para el desarrollo del curso de ese alumno.

          Úsala, sácala a colación como excusa en tu asignatura, que el trabajo que le mandes tenga uno de esos temas, que no te importe perder un ratito de clase el día que esté más hablador...

          Elegí ese trastorno porque el curso pasado tuve varios alumnos que lo padecían, cada uno con sus particularidades por supuesto. Y no fue fácil, mentiría si dijera lo contrario. Pero el último día de clase, aquel que tardó en hablarme 10 días, que ni me miraba siquiera, me dio un abrazo y me dijo: "eres una tía legal". Supongo que fue su manera de darme las gracias, así que no debí hacerlo tan mal. 

          Gracias H. 💓

Comentarios

  1. ¡Hola, Natalia! Al igual que tú, el curso pasado dí clases particulares a dos alumnos que padecían TDAH. La verdad es que cuando sus padres me lo comentaron me entró un poco el pánico porque no sabía si iba a estar a la altura, pero estoy totalmente de acuerdo en que el primer paso es ganarse su confianza. Una vez tienes eso, todo lo demás viene "rodado".
    ¡Un saludo!

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